MICRO ESTADOS : JETA, BANDERAS, SELLOS Y MONEDAS.

Va por delante que esto no es un ataque contra los nacionalismos. A mi las banderas, sean de Micronesia o del Imperio Otomano, me la traen al fresco.

Sealand : No hay nada como ser el jefe.

Segunda guerra mundial. Los ingleses hostigados por los bombardeos nazis toman la imaginativa iniciativa de colocar baterías antiaéreas sobre unas plataformas flotantes en los límites de sus aguas territoriales. Cuando acaba dicho conflicto, y tras unos años de indecisión, se desmantelan todas las unidades militares quedando las plataformas abandonadas. Como no, pues somos así de raras las personas, comienza un fenómeno particular. Las plataformas son ocupadas y muchas de ellas se convierten en radios piratas, entre ellas la que nos ocupa, que pasó de mano en mano hasta que un ricachón se hace con ella. En estas que el gobierno británico, harto de soplagaiteces de esta guisa, decide poner fin a las actividades de todas estas plataformas. ¿Todas? Esa era la intención, pero una, casualmente, estaba a 5 millas náuticas des aguas británicas. Nace Así Sealand.
Paddy Roy Bates, el ricachón que junto a su esposa ocupó, previo pago, la plataforma, se declara Príncipe y Primer Ministro de Sealand (como nos gusta sentirnos importantes) y comienza un litigio con Gran Bretaña que no reconoce el nuevo Estado.



Cualquiera que conozca un poco las coordenadas de las que estamos hablando podrá hacerse a la idea de lo paradisíaco y encantador del lugar. Si vivir en Gran Bretaña es ya un suplicio (Tiempo de mierda y peor comida, ausencia de tapas, gazpacho sangría, calimocho...por no hablar de lo feos que son) Vivir en una plataforma que se oxida constantemente en medio de aquellas aguas...pues bueno, que es del género tonto. PERO, aun siendo un lugar sólo válido para exiliar a nuestros enemigos o para monjes benedictinos , hubo quien se pegó por el:

La Guerra de Sealand:

Un día, el Príncipe Primer Ministro y su Señora, decidieron irse a dar un viaje, “por que yo lo valgo”. Entonces, un grupo de malvados ejecutivos alemanes dieron un golpe de estado, aprovechando la ausencia del Príncipe, proclamando la República de Sealand.
Pero el Príncipe no estaba dispuesto a ceder su territorio sin presenta batalla. Así que, una noche, armado hasta los dientes junto con un grupo de mercenarios, irrumpieron en helicóptero en Sealand. No hubo muertos, pero se tomaron prisioneros a dos de los alemanes. Dos meses estuvieron como “Prisioneros de Guerra”, hasta que el gobierno alemán tuvo que intervenir enviando un diplomático para su liberación. Sealand vio en ello el reconocimiento de su Micro estado. Los invasores de regreso en Alemania organizan La Junta de Gobierno de Sealand en el Exilio. Hay que tener ganas.


El Chanchullo de Sealand :

Si todo lo anterior parece de coña, sin serlo, lo de los pasaportes es ya el despiporre. Pasaportes, sí, sí, en Sealand tienen sus pasaportes, pese a ser oficialmente un estado de dos personas. Y los venden caros, junto con el título de Ministro del Interior, o de Industria. ¿Por qué? Inmunidad diplomática señores. Y así dichos pasaportes comenzaron a verse asociados a chanchullos varios, terminando por el hecho más grave de que el asesino del político holandés Van Gohg tenía dicha nacionalidad.

Así es Sealand, lugar hermoso y cargado de historia.